Capítulo 114
Tan pronto como Lucille extendió su mano, el pequeño gato saltó a sus brazos. Era adorable y adorable.
Lucille acarició la barbilla del pequeño gato. Su expresión se suavizó y sus labios se curvaron en una leve sonrisa.
El automóvil comenzó a moverse, y el paisaje a ambos lados de la carretera pasó a su lado.
Brillantes rayos de sol de la mañana se derramaron desde el exterior, envolviendo a Lucille.
Bajo el sol, su perfil estaba tranquilo y sus largas pestañas revoloteaban como mariposas. Joseph la miró de soslayo y vio que su piel era tan blanca como la nieve. Era suave como el jade y transparente como la porcelana. Desde su punto de vista, podía ver la linda pelusa en su rostro a la luz de la luz de fondo.
Cuando el auto de lujo estaba a punto de llegar a la escuela, Lucille soltó al gatito y giró la cabeza, diciendo: "Joseph, es posible que tenga que retrasar el tratamiento por dos días".
La razón por la que iba a la escuela era para pedirle al maestro Walton unos días libres.
Tení

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