Capítulo 59

Isabel, al enterarse de que Roberto también contaba con un maestro de artes marciales de la novena etapa inferior, se mostró algo inquieta y su rostro reflejó preocupación. —¿Qué hacemos? ¿Realmente crees que puedes enfrentarte a un maestro de la novena etapa inferior? preguntó Isabel, mientras se situaba al lado de Vicente. —Lo intentaremos. respondió Vicente, con un semblante tranquilo. Roberto, dirigiéndose a un anciano que estaba sentado en un rincón disfrutando de su café, expresó: —Abelardo, parece que vamos a necesitar que te encargues de este joven. Abelardo acabó su café de un sorbo, colocó la taza cuidadosamente sobre la mesa y se levantó, fijando su mirada en Vicente. —Eres joven y posees tal habilidad; no está mal. ¿Quién te instruye? —Todavía no tienes el derecho de saber quién es mi maestro. —dijo Vicente. —Entonces, hoy acabaré contigo con mis propias manos. Abelardo adoptó una postura de combate y, al mover su puño, generó un sonido crujiente. —Abe