Capítulo 46
—En cuanto hables, aunque sea un mal negocio, lo haré. Ningún beneficio es grande comparado contigo. No rechazaré ninguna de tus solicitudes.
Isabel lo dijo con los ojos brillantes.
—Tos, tos... Voy a dar una vuelta.
Vicente, incapaz de resistirse al encanto de Isabel y a su coqueteo sutil, encontró una excusa para retirarse, mientras la risa encantadora de Isabel resonaba detrás de él.
Vicente salió al jardín fuera del salón de banquetes, donde muchos invitados también se reunían para beber y charlar.
—¿Ciego? ¿Cómo es que estás aquí?
Leticia, sentada charlando con algunos hijos de ricos, se sorprendió al ver a Vicente, pensando que estaba viendo mal.
Leticia se levantó y se acercó a Vicente, examinándolo con detenimiento.
—¿Vestido con ropa de marca? ¿Dónde la robaste? ¿Cómo te colaste aquí? ¿Qué pretendes hacer?
Leticia lo interrogó con una serie de preguntas.
—No es asunto tuyo.
Vicente respondió sin cortesía.
—¿Buscas pelea? ¿Te atreves a responderme así? ¿Crees que porque es
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