Capítulo 43
Eduardo lucía melancólico y se sentó al azar.
La fiesta ya no tenía propósito alguno para él.
Belén lo consolaba, diciéndole: —Déjalo estar, no te presiones demasiado. Si llega el caso, vendemos la empresa a Pedro y nos vamos de la ciudad A.
—No puedo resignarme
—dijo Eduardo, golpeando la mesa.
—Laura, te he estado buscando mucho tiempo; finalmente estás aquí.
En ese instante, un hombre de apariencia atractiva y distinguida se acercó y saludó a Laura.
—¿Marco? ¿Cuándo regresaste al país? —preguntó Laura.
—Acabo de regresar ayer. Ellos son el señor Eduardo y la señora Belén, ¿verdad? Un placer conocerlos.
Marco López se presentó proactivamente: —Me llamo Marco, fui compañero de Laura en secundaria, y mi padre es Raúl López del Grupo López.
—¿Eres el hijo del presidente Raúl del Grupo López?
Eduardo se sorprendió, dado que el Grupo López era una empresa tradicional en la ciudad A, aunque no demasiado grande.
Hace tres años, Raúl se unió a la Cámara Maravilla
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