Capítulo 400

¿Puedo complacerte? Una voz suave y delicada, como si tuviera eco, resonaba una y otra vez en los oídos de Braulio. Braulio miraba los labios rojos de Sofía, mientras esa voz encantadora seguía retumbando en sus oídos. Su mente estaba en un torbellino. Desde que comenzó a practicar las técnicas que su maestro le enseñó, su resistencia a las mujeres hermosas había disminuido considerablemente. Y esta mujer aún lo estaba tentando. Ya casi no podía soportarlo. Sofía vio que Braulio la miraba fijamente, con una expresión ligeramente ruborizada, y le preguntó:—Lo que dije, ¿lo oíste? Braulio, de repente, volvió en sí y, algo avergonzado, tosió y dijo:—Bueno... no sé exactamente de qué hablas. ¿Podrías explicarlo más detalladamente? En los ojos de Sofía brilló una chispa de complicidad; este hombre no podía resistirse a su tentación. Parece que había aceptado. Por un momento, un destello de dolor cruzó por su mente, pero luego se dio cuenta de que si iba a vengarse, proba