Capítulo 308
Iñigo cayó al suelo, inconsciente.
La habitación quedó en silencio de inmediato.
Todos tenían una expresión de incredulidad en el rostro; un simple chofer había vencido a un experto en combate.
Y lo había logrado con un solo golpe.
Al ver la escena, a Álvaro le tembló el párpado; si esto seguía así.
Todos los guardaespaldas iban a ser despedidos.
Ya no tendría ningún poder para contrarrestar a Mónica.
Le lanzó una mirada a un hombre con una cicatriz en el rostro.
Ese hombre se llamaba Elías, un combatiente expulsado de una familia de practicantes de artes marciales tradicionales.
Usualmente, Elías era altivo y despreciaba a todos los guardaespaldas presentes.
Tenía motivos para su arrogancia; nadie en la sala podía soportar tres movimientos suyos.
Por eso lo apodaban "Elías Tres Movimientos".
Al recibir la señal, Elías se acercó a Braulio:—Aunque seas un chofer, ese golpe que diste antes, debo admitir, tiene algo de técnica.
Con esta panda de inútiles, es suficiente para lucirte.
Pero.
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