Capítulo 259
Braulio levantó una ceja, puso la marcha atrás y se preparó para irse.
Pensando en Mónica, se ablandó; si esta mujer le causaba problemas a Mónica, la situación se complicaría.
Pronto abandonó la idea de marcharse, salió del auto y, mirando a la mujer frente a él, dijo:—Está bien, iré contigo, pero recuerda, no es porque le tenga miedo a tus amenazas.
Silvia soltó un bufido, como si en realidad no le temiera a sus amenazas.
Un simple chófer, atreviéndose a desafiarla.
Con un gesto desdeñoso en su bello rostro, dijo:—Recuerda, tu papel es solo el de un asistente, un ayudante; abre las puertas, carga los bolsos, sé perspicaz.
Mientras hablaba, extendió una mano delicada.
Braulio, un poco resignado, pensó que esta mujer realmente se creía una princesa.
Con pereza, le sostuvo la mano, aprovechando para acariciarla deliberadamente.
Silvia tembló ligeramente, lanzándole una mirada asesina a Braulio:—No tengas pensamientos indebidos, mi posición es algo que nunca podrías alc
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