Capítulo 18
Oscar se pronunció de inmediato: —Presidente Pedro, no se preocupe, la Ciudad del Viento no es grande. Con el dinero adecuado, puedo descubrir cualquier cosa: cuántas veces se orinó en la cama cuando era niño, con quién se peleó en la primaria, cuándo fumó por primera vez e incluso cuándo tuvo su primera experiencia sexual con una mujer.
Puedo investigar todo esto.
Pedro, entusiasmado, exclamó: —¡Excelente, entonces empieza con la investigación cuanto antes!
Recuerda, cuanto más rápido, mejor.
Oscar percibió la gravedad de la situación y asintió rápidamente: —Presidente Pedro, no se preocupe.
¡Comienzo a investigar de inmediato!
Pedro colgó el teléfono y marcó el número de su guardaespaldas, Marco Morales. —Marco, tengo una tarea para ti.
Marco respondió con tono servil: —Presidente Pedro, soy como su arma.
Usted me indica a quién golpear, y yo lo hago.
¡Solo ordénelo!
Pedro, pensativo, asintió. Todos los sirvientes de la familia Díaz lo respaldaban, excepto Víctor, y eso le moles
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