Capítulo 156
Pensé que no podrías con Julián, pero en un instante, él murió por tu mano.
Creía que eras solo un exrecluso, de baja estatura, y yo, una hermosa presidenta ejecutiva; no eras digno de mí.
Pero... inesperadamente, tras el divorcio, me quedé sin nada.
Y tú...
¡Ya no tengo derecho a estar contigo!
En el rostro frío de Braulio, apareció una leve emoción, que rápidamente se disipó volviendo a la calma.
Fríamente, dijo: —Tu error no tiene nada que ver conmigo.
Quien comete un error, siempre paga un precio.
Lorena asintió: —Debo pagar un precio.
No tengo quejas sobre cómo me has tratado.
Te ruego, no me mates, no quiero morir.
¡Todavía tenemos una hija, Alicia, no me mates!
Al escuchar el nombre de Alicia, una ternura emergió en el rostro frío de Braulio; apretó los dientes, levantó la mano y arrojó el cuchillo al suelo diciendo: —¡Vete!
Lorena, asustada, tembló y corrió hacia la salida.
Olvidándose incluso de llevar su bolso.
Señorita Rosa pareció descubrir la debi
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