Capítulo 147
Braulio observaba la carita bonita de su hija, que reflejaba tristeza, y se sentía culpable: —Alicia, sé que me equivoqué, esta noche te arrullaré hasta que te duermas.
Alicia asintió con la cabeza, murmurando un "hmm".
Luego, de repente, recordó algo y, parpadeando con sus grandes ojos, preguntó: —Papá, ¿dónde está esa bonita mamá que encontraste para mí?
Ah.
Braulio se quedó sorprendido por un momento, pero pronto se dio cuenta de que su hija se refería a Mónica: —¿La extrañas?
Alicia asintió: —Mm, ¿puedes traerla hoy para recogerme de la escuela?
Viendo la esperanza en los ojos de su hija, Braulio no pudo rechazarla: —Está bien, te lo prometo.
Peinó el cabello de su hija y luego la llevó a la escuela.
En la casa de huéspedes.
Darío se sujetaba el estómago: —Alba, tengo hambre, ¿tú no?
Alba le pasó un vaso de agua a su hermano: —Bebe un poco de agua.
Darío frunció el ceño: —Alba, ya he bebido tres vasos de agua.
¿Qué tal si llamamos para pedir comida?
Alba negó con la cabeza: —Aguant
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