Capítulo 122
Braulio, al ver a Julián, también se sintió sorprendido.
No pudo evitar sospechar que este encuentro era obra de Julián, pues era demasiada coincidencia que Óscar se negara justo ahora a vender los medicamentos del Grupo Díaz.
La presencia de Julián parecía más que oportuna.
Sabía que resolver los asuntos de hoy no sería fácil.
Cuando Julián vio a Mónica, sus ojos brillaron; su rostro frío como el hielo, combinado con una camisa de color burdeos, le daba un encanto seductor.
Se sentía cada vez más atraído por ella.
Había estado con muchas mujeres hermosas y había visto aún más, pero la mayoría eran mediocres, sin la elegancia de Mónica.
Solo el aire frío, orgulloso y puro de Mónica lo embriagaba.
Pero hasta ahora, ella todavía no es su mujer.
Esto hace que su deseo de tenerla sea aún más fuerte.
Mónica, al notar que Julián no le quitaba los ojos de encima, se sintió algo molesta: —Julián, no esperaba verte aquí.
Julián salió de su ensimismamiento: —Oh, el presidente Óscar tiene varias
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