Capítulo 116
Braulio pensó por un momento y dijo: —Ya no necesitas ir a mi casa.
Puedo hacer la transferencia directamente.
El Presidente Miguel se mostró aún más entusiasta: —Usted me ha ayudado, debo llevar un regalo y agradecerle en persona.
Braulio, algo resignado, respondió: —Como quieras.
Veinte minutos más tarde.
Braulio llegó a casa y descubrió que sus padres no estaban. Movió una silla y se sentó bajo el gran árbol del patio para disfrutar del frescor.
La brisa soplaba suavemente y las hojas susurraban.
Braulio disfrutaba del raro silencio y comenzaba a pensar cómo encontrar el Libro de Medicina Dorada.
Quizás Alba tendría alguna noticia, por ahora solo podía esperar por Alba.
Mientras reflexionaba, de repente vio a alguien entrar por la puerta.
¡Lorena había llegado!
El ánimo de Braulio cayó al fondo del pozo, los dolorosos recuerdos inundaron su mente de inmediato:
—¿Qué haces aquí?
Lorena sonrió dulcemente: —Braulio, necesitamos hablar seriamente.
Sé que siempr
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