Capítulo 77
Simplemente sonreí.—En la próxima vida, renaceré como su hija, entonces... seremos hermanos de sangre.
La sonrisa de Mario se congeló por un momento, luego señaló hacia la paella.—Come un poco más, mira lo delgada que estás últimamente.
—Está bien,—respondí, concentrándome en comer la paella.
Mario no dejaba de observarme, y solo cuando ya no pude comer más, me detuve y tomé un par de sorbos de sopa.
—Alejandro todavía te quiere, bajo el nombre de mi madre te prepara infusiones,—comentó Mario.
Esbocé una sonrisa.—El afecto tardío vale menos que la hierba.
La herida en mi boca seguía afectando mi apetito. Recogí los restos de la paella y la sopa. —Hermano, gracias por venir. Dile también a tía y a tío que iré a visitarlos cuando termine con todo esto.
Señalé hacia el parque de atracciones.—Falta menos de un mes para la entrega, ni siquiera hemos probado las luces, estoy realmente ocupada.
—Alejandro me lo mencionó, pero también debes cuidarte,—me recordó Mario.
—Sí, lo sé,—respondí mien
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