Capítulo 379
Adrián miró hacia atrás y me preguntó, —¿Vas a ir?
Negué con la cabeza suavemente; en ese momento, Braulio solo necesitaba estar solo.
Adrián no añadió más. Tras unos segundos, retiré la mirada y propuse, —Vámonos.
El coche se alejó bastante, y a través del espejo retrovisor observé que Braulio seguía de pie en la misma posición, encarnando ese grito doloroso hacia el cielo.
Distraída por Adrián, llegamos hasta la habitación de Silvia sin apenas darme cuenta.
Adrián no lo mencionó, pero al entrar tomó mi mano.
En el instante en que entrelazó sus dedos con los míos, comprendí lo que pensaba y le sonreí, —No afectará a Silvia.
—No quiero interferir con tu cena,— apretó mi mano, —Cada persona lleva su propia tristeza. Es mejor enfrentarla y resolverla por uno mismo que depender de otros.
—Así es.— Empujé la puerta del hospital.
Silvia estaba leyendo un libro, pero al vernos, lo dejó y corrió hacia nosotros, —¡Adrián, cuñada!
La Silvia de ahora era más animada y entusiasta que en aquel peq
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