Capítulo 337
¡La menstruación ha llegado!
—Espera por mí. —Llamé a Ana mientras corría hacia ella: —Tuviste razón, me ha llegado la menstruación, ¿puedo usar tus artículos de higiene?
Ana sacó de su bolsillo la llave del cuarto de baño y me la entregó: —Ve y tómalos tú misma.
Ana y yo tomamos el ascensor hasta su departamento y, antes de encontrarnos con alguien, ya se escuchaban gritos...
—¡Tú, mujer desvergonzada, te casaste con mi hijo y sedujiste a otros hombres, causando la muerte de mi hijo!
—Ahora estás embarazada de un hijo que no es legítimo y aún tienes el descaro de decir que perteneces a nuestra familia González.
—Crees que desconocemos tus intenciones, solo buscas la indemnización por mi hijo.
...
Ana ya había corrido hacia adelante, y yo me quedé atónita; estas maldiciones me resultaban tan familiares.
Aunque necesitaba urgentemente una toalla sanitaria, no pude evitar dirigirme hacia el tumulto que se formaba.
—Este niño es definitivamente de nuestra familia González, una vez que naz
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