Capítulo 321
Parece que ella comprende la gravedad de su enfermedad y también sabe que, si la operación resulta exitosa, será como renacer; de lo contrario, todo lo que ahora vive solo quedará en el recuerdo.
—Todavía tienes mucho tiempo para vivir así. —le dije, dándole un toque con la cabeza: —Créeme.
—Cuñada, mi hermano es muy bueno disimulando, también es terco y a veces no sabe cómo hablar. No te enojes con él. —Silvia de repente se mostró sentimental.
Pensé que estaba preocupada por la operación y estaba pensando en cómo consolarla, cuando ella añadió: —Sé que en estos días has estado castigando a Adrián a propósito, ¿verdad?
Al escuchar eso, me sentí un poco avergonzada y le di un toque con la mano: —Silvia, no pienses tanto, no te preocupes.
—Cuñada, no te dejes engañar por mi edad; he leído muchas novelas románticas, yo entiendo, lo entiendo todo. —Silvia parecía muy segura de sí misma.
No lo negué más: —Sí, ¿quién le manda a ser tan obstinado? Pues que siga así, después de todo, ya pasó m
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