Capítulo 319
Así que, pase lo que pase, primero hay que dejarlo a un lado.
Silvia es una chica tan pura y limpia, casi santa, pero también muy sensible. No puedo permitir que mi estado de ánimo la afecte.
Por eso, cuando volvieron después de hablar, ya había terminado de comer el arroz caldoso y hasta había servido un poco del plato de Adrián.
Era como si me hubieran atrapado robando comida, así que nadie pensaría que alguien de mal humor podría hacer algo así.
Y como robé del plato de Adrián, Silvia naturalmente pensó que no habíamos discutido.
Adrián y Silvia también parecían sorprendidos por mi acción; ambos me miraban.
Entonces tomé el arroz caldoso que había servido y dije un poco avergonzada: —Quisiera comer un poco más.
—Ah, entonces voy a cocinar otro plato ahora mismo. —dijo Silvia, primero sorprendida y luego algo molesta.
—No hace falta, puede comer de mi plato. —ofreció Adrián, pasándome su plato.
Yo ya no podía comer más, así que le guiñé un ojo y cogí la cuchara para
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