Capítulo 231
Y el móvil, que no paraba de sonar, de repente se calló.
En ese instante, solo quedaron el sonido de la llama en la cocina y nuestros corazones latiendo con fuerza.
A esta cercanía, nuestras respiraciones se entrelazaban, y pude ver claramente la chispa en los ojos de Adrián...
Tenía el presentimiento de que algo estaba a punto de suceder.
¡Toc, toc!
Se escucharon golpes en la puerta, seguidos por la voz de Leticia desde abajo: —Adrián, el agua de mi casa sale muy despacio, ¿puedes ver qué sucede?
El cuerpo de Adrián, que estaba pegado al mío, se retrajo un poco, y yo aproveché para escapar rápidamente hacia el sofá, donde me senté de golpe.
Un momento después, Adrián salió de la cocina, se acercó y abrió la puerta: —Leticia, voy contigo a ver eso.
—Está bien. —Leticia miró hacia el interior, notándome también, y me saludó cortésmente: —Carmen, te tomo prestado a Adrián un momentito.
Eso...
Eso sonó curioso.
Pero yo también jugué un poco: —Leticia, préstalo rápido y devuélvelo igual
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