Capítulo 226
—¿Qué? —La confusión se reflejaba en los ojos de Adrián.
Di un paso hacia él, acercándome tanto que podía oler el aroma a jabón de su baño.
Era un aroma agradable.
Recuerdo que, cuando mis padres estaban en casa, siempre usábamos jabón para lavarnos las manos y bañarnos. Ahora, sin embargo, la gente ha cambiado al gel de manos o al gel de ducha, y rara vez se ve el jabón, mucho menos se huele su fragancia.
—¿Estás usando una fachada? —lo sondeé.
Adrián frunció el ceño y miró hacia su cuerpo: —¿Cuánto has bebido? ¿Ya no ves bien?
Solo tomé una copa, no mucho, pero él lo olfateó.
Su comentario me hizo reír burlonamente, y agité su camisa un poco: —Adrián, no te hagas el tonto conmigo. No hablo de un chaleco literal, sino de tu identidad oculta. ¿Eres realmente rico y además el gran jefe detrás del telón?
La mandíbula de Adrián se tensó: —No entiendo lo que dices.
Dijo mientras retrocedía para alejarse de mí.
—¿Realmente no entiendes, o estás fingiendo o actuando conmigo?
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