Capítulo 216
Este abrazo repentino hizo que el cuerpo de Adrián se tensara. Luego escuché su pregunta, murmurada con incertidumbre: —¿Te compadeces de mí?
—No, ¡eres tú quien me duele! —corregí su expresión rápidamente.
Adrián no respondió y tampoco correspondió mi abrazo, lo que me dejó un sentimiento de incomodidad.
Cuando estaba a punto de soltarlo, levanté la vista y vi a Alejandro parado no muy lejos.
¿Había venido también aquí hoy?
Y Sofía, quien suele revelar todo, no me había informado al respecto.
Estaba a punto de soltar la mano de Adrián pero la apreté de nuevo, justo cuando él intentaba alejarse. Lo detuve con un firme. —No te muevas.
Se quedó quieto y continué abrazándolo, retomando la conversación: —¿Vas a trabajar horas extras hoy?
Adrián, confundido, preguntó: —¿Qué?
Me puse de puntillas, acercándome a su oído: —Quiero comer algo que tú cocines.
El sonido de Adrián tragando saliva resonó en mi oído, seguido de un tímido. —Está bien.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo, y mientras obser
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