Capítulo 200
Me costó mucho idear cómo conseguir un asiento en el coche, pero nunca imaginé que sería tan fácil lograrlo.
Sin embargo, encontrar la dirección que buscaba requeriría aún más esfuerzo.
—Guillermo, ¿puedes detenerte un momento? Me siento mal del estómago y creo que voy a vomitar —dije a media marcha, al ver una farmacia y fingiendo malestar.
—Claro, claro —respondió Guillermo echándome un vistazo por el retrovisor y se apresuró a acceder.
Una vez que el coche se detuvo, Guillermo se volvió hacia mí, preocupado. —Carmi, ¿qué te ocurre? ¿Quieres que te lleve al hospital?
—Debe ser el café que preparó José hoy, me sienta mal el estómago —mencioné a José para dar más peso a mi queja.
Cubriéndome el abdomen, continué: —Guillermo, ¿podrías comprarme un omeprazol? Con tomar uno bastará.
Guillermo asintió repetidamente, aunque seguía inquieto. —¿Seguro que no prefieres ir al hospital?
Guardé silencio, y Guillermo entendió mi intención.
Conociendo mi posición en la familia Vargas después de tod
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