Capítulo 190
Al recordar lo que acababa de decir, de repente me quedé sin aliento. Estaba a punto de abrir la boca para explicar algo cuando Adrián, que estaba medio arrodillado al lado del sofá, se levantó y dijo: —La comida está lista, levántate y come un poco.
Al hablar, retiró su mano y me di cuenta de lo fuerte que lo estaba sujetando.
Resulta que en el sueño no estaba agarrando a mis padres, sino a Adrián, y aún así lo había regañado.
La vergüenza me hizo soltarlo, pero en el momento en que él levantó la mano, vi las marcas profundas que mis dedos habían dejado en el dorso de su mano.
Adrián se dio la vuelta y se fue, y yo también me levanté del sofá, sintiéndome un poco pegajoso.
Parece que había sudado y la fiebre había pasado.
—Toma esto, no te enfríes —dijo Adrián, trayéndome una manta.
Estiré la mano para tomarla, pero mis manos, debilitadas por la fiebre, no lograron atraparla, y al final fue Adrián quien me la puso encima y también me trajo un paño húmedo calentado en agua caliente par
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