Capítulo 161
Desde que no me obligan a pintar con José, ¿cómo voy a pintar por mi cuenta?
Aunque ya no soy tan joven, soy tan perezosa como un estudiante de primaria; cuando hay oportunidad de descansar, no soy nada trabajadora.
—No te preocupes, pinta con valentía, sea como sea— me anima José, levantando el pincel frente a mí.
¿Cómo podría negarme?
Ya había sostenido el pincel al comprarlo, pero en el momento en que lo tomé, sentí que pesaba mucho más.
Quizás era por la pintura, o quizás por la expectativa de José.
Él espera que vuelva a pintar como antes, que solo tenga en mente y en corazón a Alejandro, así seguiría siendo la niñita de la familia Vargas.
Comencé, y aunque me esforzaba, mi mano temblorosa resultó en un dibujo con colores desiguales.
Sé que José no me pidió que pintara para ver cómo lo hacía, sino para captar mi intención.
—¡Girasol!— dijo José al mirar mi pintura.
Él expresa sus pensamientos a través del arte, yo imitaba eso.
No dijo nada más, solo asintió y m
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