Capítulo 14
El rostro de Laura se volvió pálido al instante, y sus ojos se llenaron de lágrimas que estaban a punto de caer, dándole un aspecto muy lastimoso.
—Alejandro, al final te he molestado, ¿verdad?—Las lágrimas de Laura cayeron justo cuando terminó de hablar.
Alejandro no dijo nada, y todo su alrededor parecía estar envuelto en una atmósfera tensa.
—Pero si Francisco estuviera bien, no te molestaría...—La voz de Laura era un murmullo, pero sus palabras tenían un tono opresivo.
—Si me molestas a mí no importa, pero no la molestes a ella.—dijo Alejandro, refiriéndose a mí.
Parecía que iban a empezar una discusión. Por un momento, no supe si debía quedarme allí o irme.
—Ya lo entendí, no volveré a molestarte, y mucho menos a interrumpirlos.—dijo Laura mientras se giraba y salía apresuradamente.
Esta vez, Alejandro no la siguió, sino que me miró. Bajé ligeramente la cabeza y comencé a caminar hacia la salida.
Alejandro me siguió de cerca. Salimos de la cafetería y en ese momento se escuchó un
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