El otro lado de la llamada estaba en silencio. Cada segundo de escuchar la condena descuidada de Nicole era atormentador para Eric.
Aunque había pasado tanto tiempo, cada palabra que ella decía era como un cuchillo que cortaba su corazón poco a poco.
Eric estaba buscando cada pizca de dolor en un momento tan alegre y armonioso.
Era como si eso aliviara su culpa.
Cuando Nicole estaba impaciente y quería colgar el teléfono, Eric volvió a hablar de repente. Su voz era un poco muda.
"Nicole, quiero verte".
Nicole se quedó sin palabras. "¡Pero yo no quiero verte!".
“Estoy en tu puerta. ¿Me dejas entrar?".
Eric no le dio a ella la oportunidad de rechazarlo. Él estaba sentado en el coche y veía a tantas personas en el patio bajo la nieve. Los fuegos artificiales se elevaron en conjunto y se veían tan hermosos y deslumbrantes.
Esa vivacidad no le pertenecía.
Nicole hizo una pausa en sus pasos y pensó: '¿Qué día es hoy? ¿No está la familia Ferguson ocupada con su propia celebración?’.