Capítulo 108

Basta decir que las palabras de Oliver iluminaron mucho a Diana. ¡Así es! ¿Por qué tenía que importarle lo que pensaran los demás? Lo único que tenía que hacer era seguir protegiendo a ese niño que llevaba en su vientre y mantenerlo a salvo a toda costa. Esa era su intención original; eso era lo que reforzaba su motivación. No podía seguir permitiendo que trataran así a su cuerpo. Diana miró a Oliver con agradecimiento y dijo: "¿Podrías hacer una llamada por mí?". "¿A quién?", dijo Oliver inmediatamente, sacando su teléfono sin dudarlo. "Dime el número para marcarlo". Pronto sonó el teléfono de la señora Fulcher. La anciana acababa de regresar de un paseo por el jardín de la mansión Fulcher y estaba descansando en la sala. La señora Fulcher agarró inmediatamente el teléfono al oír a la criada avisar de que había recibido una llamada. Dijo emocionada: "¿Diana? ¿Eres tú? ¿Ya no estás enfadada conmigo?". El aluvión de preguntas de la amable anciana dejó perpleja a Diana. Solo cua