Capítulo 92
Silvia obediente se acercó y le pasó la copa.
Diego tomó la copa y la dejó a un lado, mientras con su otra mano tomó la muñeca de Silvia para atraerla hacia su abrazo.
Forzada a caer en un abrazo cálido y familiar que solía ser agradable, Silvia instintivamente empezó a acurrucarse cariñosa en sus brazos como solía hacer, pero a mitad de camino se detuvo de forma abrupta y lo empujó.
Diego: —¿...?
Silvia, tambaleante, lo enfrentó con la mirada fija y desafiante: —Aún no has comprobado.
—Ya lo hice, es vino. —Aseguró Diego.
Silvia extendió la mano para tomar la copa.
La amplia palma de Diego sujetó su pequeña y pálida muñeca: —Te prometí que no me preocuparía por lo pasado, por eso ándale mejor tranquila que no necesitas seguir bebiendo.
—Tu promesa no tiene valor ni significado alguno para mi. —Replicó Silvia, desconfiada incluso en su estado de ebriedad, obstinada en terminar su bebida para asegurarse de una vez por todas de que él cumpliera su palabra: —¿Quién sabe si luego buscarás

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