Capítulo 54
—No esperaba que la señorita Silvia tuviera un carácter tan resuelto. —Comentaban los presentes en el reservado, sin sorprenderse por la escena, como si estuvieran habituados a tal tipo de espectáculos: —Supongo que eso es lo que al señor Diego le gusta de tu temperamento.
—Señora Pérez, ¿una copa? —alguien pronunció el título con un énfasis deliberado.
La mirada de Antonio hacia ella no cambiaba, parecía indiferente a su resistencia: —¿No vas hacerlo?
La mano de Silvia, sujetando la botella, temblaba ligeramente, mientras sus pies se desplazaban poco a poco hacia la salida.
Este movimiento fue percibido al instante por todos en el reservado.
—Parece que al jefe Antonio no le entusiasma mucho la idea de reconstruir la empresa. —Comentó uno de los ejecutivos, poniendo su copa de vino en la mesa con una expresión claramente disgustada: —En ese caso, mejor me abstengo de este agradable vino.
El sonido sordo de la copa al tocar la mesa hizo que la expresión de Antonio se volviera más sever

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