Capítulo 52
—Si eso es lo que llamas una razón dolorosa, entonces puedes venir conmigo al hospital ahora mismo y disculparte con mi madre. —Dijo Silvia de manera directa y clara.
Antonio puso su vaso de vino sobre la mesa y se levantó lentamente.
Silvia pensó que él la seguiría.
Pero por el contrario, su expresión cambió por completo, de estar decaída y pesada se volvió severa y sombría.
—No me vengas a decir que ella merece una disculpa —Antonio avanzó hacia ella paso a paso, mostrando su verdadera cara: —No olvides que si no las hubiera dejado a ustedes dos, madre e hija, en Puerto Soleado, nunca hubieran tenido la oportunidad de relacionarse con alguien del estatus de Diego.
Al escuchar estas duras palabras, Silvia se dio cuenta de que el propósito de su padre no era pedir disculpas por el pasado.
—Deberías agradecerme. —Dijo Antonio cada vez más agitado: —te di la vida de una dama de alta sociedad.
—No sé cómo mi madre pudo fijarse en ti en primer lugar. —Silvia, habiendo agotado el último ves

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