Capítulo 50

—Para superar a una compañera de clase. —dijo Rosa con una voz firme, aunque joven, su tono transmitía determinación: —Quiero demostrarle que puedo vencerla en todos los aspectos. Silvia se sorprendió ligeramente. No esperaba que el espíritu competitivo de la niña fuera en realidad tan fuerte. —Profe Silvia. —Rosa extendió su pequeña mano para tomar la de ella, mirándola con ojos brillantes: —¿Podrías ser más estricta conmigo? Quiero dominar esto lo más rápido posible. —De acuerdo así lo haré. —Respondió Silvia. Con su aprobación, Rosa comenzó a aprender con seriedad. Silvia era verdaderamente excelente en la danza tradicional local, habiendo ganado numerosos premios nacionales en su apogeo, y nunca había abandonado esta hermosa pasión incluso después de casarse. Observando a ambas sumergirse por completo en la fase de enseñanza, Manuel, que estaba en su estudio mirando atento las cámaras de seguridad, habló con el hombre culto y refinado a su lado: —No te preocupes por eso, ya hablé c