Capítulo 42
El doctor Eduardo no estaba seguro de qué significaban con exactitud las palabras de Diego, pero después de meditar cuidadosamente cómo expresarlo, respondió con sinceridad: —Es bastante grave, si la herida estuviera en otro lugar, necesitaría varios puntos de sutura.
Diego miró hacia otro lado con una expresión inescrutable.
Aunque el rostro del doctor Eduardo permanecía sereno, la verdad por dentro se sentía bastante nervioso.
—Realiza bien la cirugía. —Diego no dijo nada más, se levantó y echó un último vistazo a los instrumentos médicos a su lado: —No quiero que se repita lo de hoy.
—Entendido. —Respondió el doctor Eduardo, y enseguida comenzó a guardar los instrumentos.
Diego salió del hospital y llamó a su asistente Javier: —¿Qué está haciendo ella?
—Está buscando casa. —Respondió apresurado el asistente Javier.
Diego frunció el ceño ligeramente y dio algunas instrucciones al otro lado del teléfono.
El asistente Javier se apresuró a cumplirlas.
Silvia no sabía que cada uno de sus

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