Capítulo 26
Silvia miró hacia la fuente del sonido.
José, vestido con un traje bien ajustado, mostraba una expresión amable y una sonrisa suave bajo el cálido y agradable sol. Sus ojos parecían disculparse mientras la miraba, transmitiendo una sensación muy cordial.
—Estos guardias son unos maleducados, espero que la señorita Silvia no se ofenda por la espera. —Dijo José mientras se sentaba en una silla y le servía respetuoso una taza de café: —Venga y siéntese, hablemos del asunto del anillo.
—No quiero venderlo. —Expresó Silvia, mirando su celular sin señal, pensando en huir.
—Sería mejor señorita Silvia lo reconsiderara. —Le sugirió José, pasándole la taza de café que había servido: —Si decidió no venderlo por mi tardanza y la descortesía de mis guardias, estoy dispuesto a ofrecerle disculpas.
—No es por eso, simplemente he decidido quedármelo como recuerdo. —Le explicó Silvia.
José, frotando su taza de café, parecía ser una persona diferente: —¿De verdad?
—Sí. —afirmó con certeza Silvia.
—Ento

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