Capítulo 96
Una voz suave y melodiosa que hacía que uno no pudiera evitar querer amarla profundamente.
Alejandro, con una expresión de perplejidad en su rostro, dijo: —Aún tienes ánimos para llamarme "cariño", ¿no deberías estar preocupada por Marta?
—Hace un momento estaba preocupada, ahora ya no lo estoy. Con tu ayuda, Marta estará bien, seguro. —respondió Carmen, sonriendo felizmente.
—¿No deberías investigar quién lo hizo?
—Marta no tiene enemigos en la Ciudad A. Si la secuestraron, es para atacarme a mí. Así que solo esperaré la llamada de esa persona. —dijo Carmen.
—Eres... muy perspicaz. —Alejandro rodó los ojos: —¿Y si lo hicieron para violarla? ¿Qué harías entonces?
Marta, vista por sí sola, también era una belleza rara, del tipo de madurez atractiva. Debido a su práctica de artes marciales internas, Marta tenía unas piernas firmes, esbeltas y bien torneadas, que eran muy atractivas.
Sin embargo, al estar siempre al lado de Carmen, su brillo quedaba completamente opacado, convirtiéndose
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