Capítulo 85
Alejandro compró un montón de cosas en el mercado de pulgas con la intención de regresar a casa caminando por el malecón.
Al haber poca gente en el malecón, planeaba practicar su técnica de caminata rápida.
Esta es una forma de desplazarse a gran velocidad, casi tan rápido como un coche.
Desde que había recuperado su fuerza, no la había usado.
Sin embargo, justo al llegar a la entrada del puente, vio a una mujer con abrigo y gafas de sol.
La elegante curva de su cuerpo le permitió reconocerla de inmediato.
María.
María también vio a Alejandro y, al cruzarse sus miradas, su corazón dio un pequeño vuelco.
Inmediatamente, ella aceleró el paso, sus largas y esbeltas piernas moviéndose con grandes zancadas, y pronto llegó a su lado.
María se quitó las gafas de sol y, en su rostro frío y exquisito, apareció una leve sonrisa: —Al final has venido. Pensé que realmente eras una persona despiadada.
—No te equivoques, solo vine al mercado de pulgas a comprar algunas cosas. —respondió Alejan
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