Capítulo 185
El conductor puso inmediatamente la marcha atrás, pero justo cuando cambió a reversa, observó que cuatro coches también se aproximaban desde atrás, bloqueando completamente cualquier ruta de escape.
Seis o siete hombres vestidos de negro, con miradas fieras, avanzaban portando machetes.
—Se acabó, Roberto, no tenemos escapatoria... —Las lágrimas empezaron a brotar de los ojos de Silvia.
Roberto, luchando por sentarse, tomó varias respiraciones profundas y dijo: —Silvia, lo siento, voy a salir y detener a Víctor, ustedes... busquen una oportunidad para escapar.
—No, quiero morir contigo. —sollozó Silvia.
Alejandro, con indiferencia, dijo: —No pretendas ser más fuerte de lo que eres, en tu estado no podrás detener a nadie. Puedo intervenir y salvarlos, pero después tendrán que hacer algo por mí.
Roberto y Silvia lo miraron sorprendidos: —¿Tú, cómo vas a solucionarlo?
—¿Acaso no sería resolverlo matándolos a todos?
Ante estas palabras, ambos se sorprendieron aún más, incluso el conductor
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