Capítulo3645
Quintiliano, apretando los dientes, le dijo:
—¿Qué tontería estás diciendo? ¿Por qué no deberíamos estar furiosos? ¡No hace falta que lo expliques! ¡Eliminaste a nuestros compañeros y usaste métodos crueles para obligarlos a confesar! ¿De verdad crees que te dejaremos ir con facilidad?
Fane dejó escapar una sonrisa y miró a Quintiliano con miradas heladas:
—Es su merecido castigo. No deberían estar tan furiosos.
El rostro de Quintiliano se tornó rojo de la ira mientras apretaba los dientes y lo replicaba:
—¡Qué castigo ni qué nada! No justifiques lo que has hecho.
Fane arqueó una ceja, sin mostrar ningún enfado. De hecho, su expresión se volvió aún más serena:
—Recuerden a aquellos que ustedes torturaron hasta la muerte, a los que obligaron a irse de este lugar. Ellos también se enfurecieron por culpa de ustedes. Este es su destino, así que realmente no tienen motivos para ponerse así.
Canuto estaba tan furioso que sus manos temblaban:
—¡Cierra la boca! No creas que porque estás aquí t
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