Capítulo 95 No puede ser
José echó un vistazo al interior de la casa: —¿Dónde está Daniela?
Lidia respondió con resignación: —Está durmiendo aquí. ¿Por qué no puedes decir lo que sea durante el día? Venir tan tarde es aterrador, tengo problemas cardíacos, si me asustas hasta la muerte, tendrás que pagar con tu vida...
José mantuvo su compostura de caballero, no irrumpió directamente, solo dijo: —Dile que salga.
Lidia no se atrevió a negarse, al ver la expresión en el rostro de José sabía que estaba de muy mal humor, con una aura tan intimidante que podría aterrorizar a cualquiera.
Daniela, al escuchar que José había llegado, no reaccionó mucho, pero se sorprendió al ver el bate de béisbol en las manos de Lidia: —¿Por qué tienes eso? ¿Te peleaste con él?
Lidia dejó el bate sobre la cama: —No digas tonterías, ¿crees que puedo ganarle? Mejor sal, quiero dormir, ustedes pueden hablar en la sala, pero bajen la voz, me cuesta dormir y podría enfermar.
Daniela, siendo médica, sabía que las cosas no eran tan exagerada
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