Capítulo 63 Conmoción repentina
No fue hasta que Rodrigo ingresó al quirófano que Daniela pudo respirar aliviada, y solo entonces notó que tanto sus manos como su vestido estaban manchados de sangre.
Rodrigo había sido operado del riñón recientemente y aún no se había recuperado del todo, lo que dejaba el resultado de esta nueva cirugía en la incertidumbre.
Con el accidente, la fiesta terminó prematuramente, y tanto la familia Gómez como José se dirigieron rápidamente al hospital.
Observando la luz encendida del quirófano, los ojos de Martín se tiñeron de un rojo tenue; era difícil discernir si era por ira o por el dolor por su hijo mayor. Teresa, suavemente, le acariciaba el pecho mientras le decía: —No te preocupes, seguro que todo saldrá bien.
Angustiado, Martín exclamó en inglés: —¡Encuentren a esa persona, quiero que pague!
Teresa le lanzó una mirada significativa a Federico Gómez, el segundo hijo de Martín, quien se llevó a Alberto consigo.
Al ver a Daniela cubierta de sangre, Teresa se acercó y le tomó las man
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