Capítulo 38 Nunca podrás saldar lo que me debes en esta vida
Daniela lo miró con sorpresa, encontrando sus ojos profundos antes de apartar rápidamente la mirada: —Empecé a ahorrar desde que te fuiste al extranjero, después de todo, te debo mucho, así como a la familia García. No puedo seguir debiendo, ¿verdad? Aún me falta un poco de dinero, pero seguiré transfiriéndote una suma cada mes. ¿Recibiste el dinero que te envié el mes pasado?
Sus palabras parecían intentar esquivar el tema principal.
José se enfrió un poco: —¿Quién quiere tu dinero? ¿Crees que lo que me debes se puede pagar con dinero?
Daniela, nerviosa, jugaba con el dobladillo de su ropa y, bajando la voz, dijo: —Sé que no se trata del dinero, pero es todo lo que puedo hacer. Si necesitas algo de mí, solo dímelo. Haré lo posible por compensarte, hasta que sientas que la deuda está saldada.
José, sin saber si estaba enojado o si encontraba sus palabras ridículas, dijo:—¿Hasta que lo pagues todo? Nunca podrás saldar lo que me debes en esta vida. La única cosa que podría necesitar de t
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