Capítulo 33 Ella no es tan indigna de ser pública
Alberto admitió con culpa: —Es cierto, no fue mi intención ocultártelo, tampoco preguntaste, ¿verdad? Pero eso no importa ahora; solo vine aquí para trabajar en el proyecto del área turística, José es el inversor, y tú me contactaste para alquilar una vivienda... Todo ha sido una coincidencia.
Daniela cerró los ojos, queriendo creer en la coincidencia. José preferiría no volver a verla en su vida, ¿cómo podría él preocuparse por ella?
Debería haberlo sospechado antes, ya le sonaba el nombre de Alberto en algún lugar, la familia Gómez de Ciudad Venturis, una familia que nadie osa provocar.
Los Gómez tienen tres hijos, y Alberto es el menor. Aunque normalmente no aparece en los medios, es inevitable que la gente hable de él.
Un momento después, preguntó: —Cuando tuve el accidente, ¿quién me salvó? Escuché disparos y... también vi a José.
Alberto sudó frío en secreto: —¿Te confundiste? El que te salvó fui yo, José ni siquiera había llegado al pueblo en ese momento. Además, él es un verdad
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