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Fiel a Nuestro AyerFiel a Nuestro Ayer
autor: Webfic

Capítulo 17 No seas impulsiva

Esta noche han ocurrido demasiadas cosas, y Daniela no puede asimilarlas todas de una vez; solo puede ir bebiendo sorbo a sorbo de su copa. Lidia quiere acompañarla, pero Daniela la detiene: —No bebas, si te da un ataque al corazón, no podré salvarnos en mi estado de ebriedad. Lidia se ríe a carcajadas: —Con una doctora como tú a mi lado, ¿por qué debería preocuparme? ¿Acaso me va a dar una enfermedad tan fácilmente? Solo porque en un principio te hiciste cardióloga por mí, siento que debo acompañarte a beber. Sí, fue precisamente porque Lidia tenía una enfermedad cardíaca congénita que Daniela decidió estudiar medicina y especializarse en cardiología; ella es su única amiga y ya ha experimentado la pérdida de seres queridos, lo que la aterra es la soledad. De madrugada, Daniela está tan ebria que su conciencia se nubla; para alguien que bebe tan poco, esta noche ha sido excepcionalmente intensa. Lidia conserva algo de cordura y dice: —Te llevaré a casa... Entre brumas, Daniela saca su móvil: —No, no quiero que me lleves... voy a llamar a José... Lidia ríe por lo bajo: —Diré algo feo, pero parece que has olvidado el dolor una vez sanada la herida; estás tan ebria y aún piensas en él. Está bien, llama, deja que él te lleve a casa. Daniela, que no puede ver claramente la pantalla del teléfono, maneja el dispositivo torpemente y finalmente logra hacer la llamada. Conecta y balbucea: —José, ¿dónde estás? Ven a llevarme a casa, estoy en... estoy en Bar Cero Grados, no puedo volver solo... Del otro lado del teléfono, Luis frunce el ceño al levantarse de la cama, se cambia de ropa mientras responde: —Espera, ya voy para allá. Esta era una llamada equivocada, claramente Luis aún desconfiaba de ella, y aquella declaración de amor que le hizo durante la universidad no fue una broma. Al llegar al bar, inspecciona el lugar y encuentra a dos mujeres abrazadas y ebrias en un reservado en la esquina. Se acerca suavemente y dice: —Daniela, ya estoy aquí, levántate, te llevaré a casa. Lidia levanta la vista y pregunta: —¿Por qué estás tú aquí, Luis? ¿No llamó Daniela a José? Luis hace una pausa y responde: —Ella marcó el número equivocado. Lidia, incapaz de cuidarse a sí misma y mucho menos de Daniela, había oído hablar mucho de Luis, un hombre de gran carácter y educación, por lo que se siente tranquila: —Entonces llévatela, yo puedo volver sola a casa. Al final de su frase, añade de manera simbólica una advertencia: —¡Pero no hagas nada impulsivo! Luis, viendo que Lidia está relativamente sobria, asiente: —Ten cuidado en el camino, envíale un mensaje a Daniela cuando llegues a casa, estaré atento. Después de ayudar a las dos mujeres a salir, Luis se asegura de que Lidia suba al coche y da algunas instrucciones al conductor antes de sentirse más tranquilo. Daniela se apoya casi completamente en él, y nunca imaginó que, después de tantos años, su momento más íntimo fuera este... Él es un hombre serio y no aprovecharía la vulnerabilidad de nadie: —Daniela, te llevaré a casa García. Daniela oye sus palabras, pero no reconoce quién es él, murmurando confusamente: —No quiero ir, no me lleves allá, a él no le gusta verme... se enfadará... Completamente ebria, olvida que José no está en casa, y las palabras que salen instintivamente de su boca son profundas y arraigadas. Luis frunce el ceño, la mujer que anhela y no puede tener, se muestra tan cautelosa al estar con José. Por motivos personales y otras razones, decide llevar a Daniela a su propia casa.

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