Capítulo 26
En octubre, el clima en Riberasol comenzó a enfriarse gradualmente, y el viento otoñal dispersaba el cansancio acumulado.
Alicia revisaba la información de su reserva mientras caminaba lentamente hacia el hotel.
Justo al llegar a la recepción, se encontró de frente con Rafael otra vez.
Una o dos veces podría ser coincidencia, pero a la tercera, Alicia ya no podía soportarlo.
—En una ciudad tan grande, con tantos hoteles, ¡no me digas que es otra coincidencia!
Ante su acusación enfurecida, Rafael se mantuvo imperturbable.
—Las coincidencias pueden ser divinas o manipuladas, pero cualquiera que sea, siempre se necesita suerte para encontrarse. Tal vez solo tengo buena suerte, y estamos destinados a encontrarnos.
Alicia se masajeó el entrecejo, intentando recobrar la compostura.
—Si realmente estamos destinados, ¿cómo es que terminamos divorciándonos? No mientas más, Rafael.
—¿Y si nuestro destino comenzara realmente después del divorcio?
Él lo dijo con convicción, pero Ali
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