Capítulo 55
Al ver a Paola, Isabel sonríe ampliamente y entra por la puerta. —Paola, ¿cómo han estado tus piernas últimamente? ¿Te han dolido con la lluvia?
—¡Todo bien! Ya no necesito medicinas, gracias a ti, Isa.
Paola invita cariñosamente a Isabel a entrar y sentarse. —Déjame traerte algo de fruta.
—No te molestes, Paola—. Isabel ayuda a Paola a sentarse. —Paola, necesito pedirte un favor.
—¿Tienes alguna ropa de hombre en casa? Quería traer a un amigo para que viera los cuadros, pero se cayó accidentalmente en una zanja y se ensució la ropa; no tuvimos más remedio que venir a preguntarte.
Paola cuida especialmente a Isabel. —Tu amigo, ¿es hombre o mujer?
—Él es un hombre.
Isabel parece un poco aturdida al decir hombre.
Quién sabe si Víctor, en sus días de estudiante, era tan arrogante como lo es ahora.
Disipando esos pensamientos, Paola ya ha ido a la habitación de al lado y ha traído una camisa colorida y unos pantalones de lino.
—Esto es ropa de Álvaro Moreno, de mi hijo que está en la unive
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