Capítulo 32
¡Splash!
¡Goteo, goteo!
¡El balde de agua fue vertido por completo en la pequeña cabaña del baño que estaba cerrada con llave!
Sin embargo, el esperado grito no se escuchó; dentro de la cabaña todo estaba en silencio, tan tranquilo que parecía que no había nadie allí.
Susana tenía una sonrisa en la cara, pero al no escuchar ningún sonido, miró a Elena, y Elena la miró de vuelta.
¿Qué está pasando?
Susana se acercó a la cabaña, impulsada por una corazonada, levantó la mano y empujó la puerta de la cabaña.
Chirrido…
La puerta se abrió suavemente, dejando una pequeña rendija. La cerradura de la puerta solo había sido colocada en la posición que indicaba que estaba ocupada.
Susana, no queriendo darse por vencida, empujó la puerta para entrar y ver, y efectivamente, ¡no había nadie adentro!
—Adentro no hay...
No había terminado de hablar cuando sintió un empujón en la parte baja de la espalda, haciéndola caer bruscamente dentro de la cabaña.
—¡Ah!!
¡Un grito de Susana resonó inmediatamente
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