Capítulo 93
—Señorita Ana... —Mateo finalmente alcanzó a Ana en el estacionamiento.
Ana le lanzó una mirada y sin expresión alguna, abrió la puerta trasera del auto y se metió.
—¿Realmente estás tranquila dejando a Carlos a solas con esa mujer? —preguntó Mateo.
Lo único que respondió fue un fuerte portazo.
Mateo se rascó la cabeza, desconcertado. ¿Acaso dijo algo mal otra vez?
Antes, en la puerta del salón privado, había visto a Ana salir sola y, con su lengua suelta, preguntó: —Señorita Ana, ¿por qué estás sola?
Entonces, vio que en el delicado rostro de Ana, el enfado se intensificó aún más.
Solo cuando vio a Ana entrar en el ascensor, sin ver a Carlos salir, se dio cuenta de que algo no estaba bien y rápidamente presionó el botón del ascensor para seguirla.
—Señorita Ana, no se preocupe, Carlos tiene mucha autodisciplina, no caerá fácilmente en la trampa de una mujer bonita. —Mateo se sentó en el asiento del conductor y explicó: —La señorita Alicia realmente fue arreglada por el jefe de la fami
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