Capítulo 74
—¡Te daré una lección! —Ana le quitó la mano bruscamente.
¡Su abuela era su línea roja!
—¡Tú! —Elena tropezó y dio varios pasos hacia atrás.
Pablo, que había salido a buscar a alguien, presenció la escena. —¡Elena!
Se acercó rápidamente y la sostuvo, viendo la mejilla de Elena enrojecida por la bofetada. Miró a Ana con ira. —¡Ana, Pérez!
Ana ni siquiera le dirigió una mirada; sus ojos estaban fijos en señora Carolina. —Abuela, ¿estás bien?
—No me pasa nada, no te preocupes. —señora Carolina negó con la cabeza.
—¿Qué haces aquí? —preguntó Ana.
—Acepté un trabajo y decidí venir a verte. —explicó señora Carolina.
Pablo experimentó por primera vez lo que era ser completamente ignorado, y encima por una persona del campo. No sabía cómo sentirse.
¡Muy bien, mujer, has logrado llamar mi atención!
Su mirada se dirigió a señora Carolina. —¿De dónde salió esta mendiga que se atreve a entrar en Casa Gómez? ¡Seguridad, sáquenla de aquí!
Ana parecía preocuparse mucho por esta anciana, así que Pabl
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