Capítulo 39
Al día siguiente.
Ana bajaba las escaleras con su mochila de lona a la espalda cuando vio a José hablando con Diego sobre lo que había pasado ayer en el foro.
Elena, como si hubiera visto un fantasma, miraba a José con los ojos muy abiertos, como si lo estuviera advirtiendo.
Pero él, sin notar nada, seguía hablando y le mostraba las capturas de pantalla a Diego.
La expresión en la cara de Elena era todo un espectáculo, una mezcla de enojo y fingida lástima.
Diego, al ver las imágenes, se puso negro como el carbón. —Elena, ¿cómo pudiste hacer algo así?
Anoche, después de disculparse y beber con los periodistas, había logrado convencerlos de no publicar la noticia de ayer.
Regresó a casa a las tres de la madrugada, solo para descubrir que la señora Carmen se había desmayado al escuchar que Ana había hecho trampa. Corrió al hospital para cuidarla durante la noche, sin dormir ni un momento.
Finalmente, cuando amaneció, Isabel llegó al hospital para reemplazarlo.
Al regresar a casa, ni
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