Capítulo 198
Carlos observaba cada uno de sus pequeños movimientos y dijo: —Cuando mentías antes, siempre evitabas el contacto visual y bajabas la mirada.
Ana: —......
Desenmascarada, ella se sintió avergonzada y enfadada. —Entonces, ¿qué quieres decir?
—¿No te diste cuenta de que estaba celoso?
Ana: —......
Mateo: —...
—Carlos, ¿podrías ser más sutil?
¡Nadie habla tan directamente como tú!
—Debes consolarme,— añadió Carlos.
Ana: —............
Ella nunca había encontrado a alguien que expresara sus celos tan sinceramente.
Era algo que nunca había hecho; no sabía cómo hacerlo.
Nunca había consolado a nadie; siempre había sido la consolada cuando era niña.
Además, no creía haber hecho nada inapropiado; simplemente estaba tratando a un paciente como de costumbre. ¿Por qué tendría él celos?
—Entonces, ve a nadar media hora más para que te calmes,— sugirió Ana, señalando hacia el mar.
Carlos: —...
La jovencita era tan despiadada.
—¿No vas a compadecerte de mí ni un poco? Al menos deberías decirme pri
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