Capítulo 171
En el mercado, el ginseng no es algo infrecuente, pero aquel que supera el siglo de edad es extremadamente raro.
Ana abrió su portátil y se conectó a la Red de Médicos, una plataforma que no había utilizado en mucho tiempo. Ignoró todos los mensajes no leídos y consultó a algunos médicos tradicionales reconocidos, pero ninguno poseía ginseng centenario en su colección privada.
Entonces, el teléfono de Ana sonó. Era Carlos.
—Ya es de noche, ¿dónde te encuentras? —La voz baja y profunda de Carlos, impregnada de magnetismo, resonaba en el auricular.
Ana miró la hora, sorprendida de que ya fueran las siete.
Afuera, la noche había caído por completo y las luces de la calle del campus brillaban.
—Estoy en la escuela, —respondió ella.
—¿En qué parte de la escuela?
Ana se quedó pensativa. —¿Todavía estás en la escuela?
Por la tarde, le había enviado un mensaje a Carlos por Twitter, diciéndole que iba a limpiar y que volvería tarde, solicitándole que él regresara primero a la Palacio de Las Es
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