Capítulo 1

Un disparo sonó al borde del acantilado, haciendo que la tormenta eléctrica palideciera en comparación. Un hombre alto se desplomó ante los ojos de Madelyn Garcia. “¡Andrew!”, gritó ella. Corrió hacia Andrew Miller y le puso las manos sobre la herida, con la esperanza de poder detener el sangrado. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, los ojos que antes temía se cerraron. El cuerpo de Andrew se fue enfriando lentamente. “¿Por qué...?”. Andrew y ella ya estaban divorciados. ¿Por qué aun vino a este lugar al enterarse de que la habían secuestrado? Madelyn desvió sus ojos enrojecidos hacia un hombre de pie cerca con un paraguas negro sobre la cabeza. Era Easton Miller, el hombre que una vez se había enfrentado a la familia Miller para protegerla. Sus ojos, antes tiernos, eran ahora fríos y despiadados. Las lágrimas corrieron por el rostro de Madelyn mientras temblaba violentamente. “¿Para esto te acercaste a mí en primer lugar?”. ¿Acaso había sido su objetivo hacerla odiar a Andrew para poder destruirlo y reclamar la fortuna de la familia Miller como propia? Easton no le contestó. Fumó un cigarrillo con frialdad mientras una mujer con un vestido ceñido salía de detrás de él. ¿Era... Elena Garcia? ¿Acaso no amaba a Andrew? ¿Qué hacía con Easton? Madelyn se sintió como si la hubiera alcanzado un rayo. Llegó a una conclusión y apretó los dientes con rabia. “Ustedes dos...”. Elena le dio una patada en el hombro, donde ya tenía una herida. “Te dije hace tiempo que la familia Garcia no te pertenecía. ¿Por qué te negaste a escucharme?”. Madelyn comprendió al instante lo que quería decir. Hace tiempo que Elena y Easton habían conspirado en secreto: una quería a la familia Garcia y el otro a la familia Miller. Madelyn se dio cuenta y sintió una oleada de ira y odio. “¿Acaso no tienes miedo de las consecuencias por las cosas que has hecho para conseguir lo que quieres?”. “¿Consecuencias?”. Easton finalmente la miró, sin molestarse en ocultar su desprecio por ella. “¡Puedes irte al infierno y pedirle ayuda al diablo con eso!”. La apuntó con su arma, haciendo que las pupilas de Madelyn se contrajeran mientras el odio y la desesperación la inundaban. Él sonrió de forma espeluznante, lo que hizo que su rostro palideciera. “¡No!”. Easton apuntó con el arma a Andrew, y los ojos de Madelyn se abrieron de par en par con horror. Las balas cayeron sobre Andrew mientras Madelyn gritaba. La sangre brotó de las heridas, empapando la tierra ya húmeda bajo él. Madelyn se lanzó histéricamente sobre él. Una bala la alcanzó y perdió el equilibrio. Resbaló sobre la tierra húmeda y arrastró el cuerpo de Andrew con ella mientras caía por el borde del acantilado. Mientras caían, acercó el cuerpo frío de Andrew al suyo. Cerró los ojos y apretó los labios contra su fría frente. Las lágrimas corrían por su rostro mientras gritaba: “¡Lo siento!”. Había cometido un gran error. Había confiado en las personas equivocadas e incluso había causado su muerte. “Te juro que escucharé todo lo que digas si puedo volver atrás en el tiempo, Andrew...”. La sangre brotó de su garganta en cuanto habló. Una sofocante sensación de asfixia se apoderó de ella mientras Andrew y ella descendían a una oscuridad infinita. ... “¡No!”, gritó Madelyn, con la voz temblorosa por el terror. Cuando el relámpago iluminó la habitación, se encontró con la mirada bestial de Andrew y su mente zumbó. Se puso rígida mientras lo miraba fijamente. Estaba vivo. Entonces se dio cuenta de que la punta de la espada que sostenía ya le había atravesado el pecho. El miedo la dejó en blanco. “No, no estaba...”. Antes de que pudiera soltar la espada, Andrew la agarró y la arrojó lejos. El olor de la sangre se mezcló con su aroma único mientras la rodeaba con sus brazos. Entonces, gruñó: “¿Vas a escapar otra vez?”. “¡No, Andrew! ¡Ya no iré a ninguna parte!”. Con un resoplido, Madelyn rodeó el cuello ardiente de él con sus brazos. Se tomó un tiempo para procesar el hecho de que había vuelto a nacer. Entonces, perdió el conocimiento. ... Ya era la mañana siguiente cuando Madelyn volvió a despertarse. Se movió ligeramente y se encontró en un incómodo abrazo. Abrió sus ojos de forma sombría y vio una horrible herida ante ella. Gritó y retrocedió con miedo. Sin embargo, en cuanto se movió, un par de fuertes brazos tiraron de ella hacia atrás. Madelyn levantó su mirada para encontrarse con la mirada sombría de Andrew. No pudo evitar temblar; era una respuesta instintiva. Eso hizo que Andrew se molestara al instante. “¿Todavía tienes energía para correr?”. Sintiendo el peligro en su tono, agitó su cabeza. “No, no voy a ninguna parte”. Su negativa no le hizo volver en sí. Se movió para cernirse sobre ella, haciendo que la herida se abriera de nuevo. La sangre se deslizó por sus abdominales. Esto hizo que Madelyn recuperara la lucidez de inmediato. “¡No, no lo hagas!”. Su herida estaba sangrando de nuevo. ¿Acaso tenía ganas de morir? Ella luchó, queriendo detener sus acciones. Andrew interpretó sus lágrimas y sus forcejeos como un rechazo y un deseo de huir. Su racionalidad se quebró. El ambiente se llenó de peligro y amenaza mientras gruñía: “¿Tanto odias que te toque?”. Madelyn vio cómo la sangre manaba de su herida y la desesperación que había sentido al borde del acantilado volvió a invadirla. Apretó sus manos contra la herida con impotencia, pero eso no detuvo el sangrado. Gritó de forma desesperada: “¡Estás sangrando, Andrew!”. El miedo y el terror en su tono hicieron que él se calmara un poco. Miró hacia abajo, hacia las manos que le apretaban la herida, y luego levantó la vista para encontrarse con la mirada llorosa y angustiada de ella. Su respiración se hizo más agitada. Madelyn se aferró a sus fuertes brazos mientras le suplicaba: “¿Podemos detener primero el sangrado por favor?”. Su tono estaba lleno de miedo. La mirada de Andrew se ensombreció y se burló: “¿Qué, has cambiado de táctica y has decidido adularme antes de encontrar una oportunidad para huir de nuevo?”. Ella se tensó. “¡No iré a ninguna parte! ¡Suéltame por ahora!”. ¿Cómo iba a huir de nuevo? En su vida pasada, después de que ella y Andrew se divorciaran, los monstruos de su vida mostraron sus verdaderos colores y le quitaron todo. ¡Incluso la obligaron a llegar a un callejón sin salida al borde del acantilado! Ahora que había visto la luz, ¿cómo iba a huir de Andrew, que había perdido la vida por su culpa? Solo estaba preocupada por él. Recordaba que ella le había herido gravemente en su vida pasada, y que él había tardado un mes entero en recuperarse porque su ira había exacerbado la herida. “Iré por un botiquín”. Madelyn apartó cautelosamente a Andrew, temiendo que sus acciones volvieran a enfurecerlo. Sin embargo, él no se movió. La miró fijamente a los ojos, con sus dudas y su desconfianza evidentes. La hizo llorar de nuevo. No supo cuánto tiempo permanecieron así, pero al final él se apartó de ella y se sentó erguido. Solo entonces Madelyn vio lo profunda que era la herida. No esperaba que estuviera tan malherido, a pesar de que se detuvo antes de las cosas pudieran llegar más lejos. Andrew pensó que saldría corriendo por la puerta en cuanto se liberara, como todas las veces anteriores. Para su sorpresa, lo único que hizo fue sacar el botiquín del cajón. En cuanto ella se sentó, él la agarró de la muñeca y tiró de ella hacia sus brazos, haciéndola chillar. Él gruñó por el impacto. Ella se sentó erguida, sintiéndose ansiosa. “Deja de moverte, ¿quieres?”. La herida parecía aún peor que antes. Madelyn se apresuró a coger el desinfectante y se ocupó cuidadosamente de la herida. Las cálidas yemas de sus dedos rozaron la herida, haciendo que se pusiera rígido. Antes de que se diera cuenta de lo que estaba pasando, Andrew le agarró la mandíbula y le levantó la cabeza. Entonces, la besó con fuerza. El dolor le hizo aceptar que no era un sueño. ¡Andrew y ella estaban vivos de nuevo! “Olvídate de cualquier plan que estés tramando, Maddie. ¡No puedes escapar de mí!”, dijo él con voz áspera. El peligro en su tono se había disipado un poco, pero su deseo de poseerla se intensificó.